viernes, 26 de diciembre de 2008

Feliz Navidad 2008-2009

Este año hubo un montón de gente a la que no podría nunca darle de vuelta todo lo que a mi me tocó recibir desproporcionadamente casi siempre y que hizo de éste un buen año a pesar de los pesares, toca entonces (otra vez), poner aquí lo que no tiene precio, para devolver de a poco lo que voy debiendo de mucho. Una lista de regalos para la gente imprescindible del 2008.


Mi padre: que yo me gane el Baloto
Mi madre: que ella se gane el Baloto
Tomás: un gol
que le haga justicia al campeón
y que le lleve a las estrellas
como al cazador Orión

Miguel: que el mundo sereno, rosado y suave como de cobija cariñosita (ese mundo en el que vive hoy) crezca con él y lo haga un ser humano feliz


Marta: una miscelánea con cara de despensa, que opere en un barco, con muchas estanterías llenas de ideas felices y una alta mar gigante que contenga eso que no se puede contener
La Jugosa: una piscina del tamaño de nuestro mundo cerrado, para que nunca nos falte el coctelito de química que hoy nos sobra

Carmen: este amor de caracol que le profeso a ese lugar que se llama Hogar, para que un día se sienta en un lugar más segura que en cualquiera
Juan Mosquera: una canción de Sabina que le ponga música a sus letras
Patricia: una funda de terciopelo para que guarde su propia guadaña
Cris: un millón de lágrimas para dejar por una vez de llorar de la risa y poder reír de la tristeza

Eduardo: un dos por ciento que le quite la sed y no se le acabe nunca

Mauricio Llano: el descanso del guerrero

Marcela Mosquera: todas mis cartas de amor para que las lea en sus noches de insomnio


Margarola: ni un día menos de exilio

Betty: el amor que resucite la esperanza

Beatriz: el amor que ya se acerca
Doris y Mario: que a donde vayan siempre se encuentren con alguien como ellos, para que sepan lo lindo que se siente visitarlos

j.: un empate en el partido, una vida real de sueño que le devuelva las demás letras de su nombre


Ana: el paisaje de Colombia, ese donde el verde es de todos los colores

Marta: una llamada al año de aquí a que nos muramos

Stefan: un hijo que se parezca a él

Pigini: un bar de salsa en córdoba, un último tango en París, una canción como la que él me regaló

Miguel: el don de fluir que sueña cuando sueña este país
Marc: una noche de amor, una sola donde no haya pesadilla
Fede: que Latinoamérica se alargue para que nunca se le acabe el viaje


Carolina Jaramillo: unas gafas azules para que vea azul a su príncipe gris
Sergio Restrepo: un sueño con Marilyn Monroe que le dure todo el día

Lucía: un paquete de croquetas de pollo que le sirvan para domesticar su monstruo
Claudia: un gran momento... de silencio... para que muy adentro... por fin haya paz.

domingo, 21 de diciembre de 2008

A propósito de lo que pasó en Medellín el viernes pasado con el reaglo que Juanes le entregó por segunda vez a su ciudad y al que no asistí, vuelvo a leer eso que escribí cuando hizo el primer concierto gratuito en el 2005 en la Avenida San Juan. A eso que dije en ese momento sólo tengo que agregar que mi simpatía por el querido Juanes ha ido en aumento en estos años: lo que ha crecido (de la mano de grandes asesores, personas sabias a las que se ha acercado para tratar de entender) y lo que ha hecho con su fundación (a la cual conozco más o menos de cerca) me merece no solo admiración sino respeto, amén de esa forma que aprecio, por agradable, en que nos devuelve la esperanza cada vez que se le oye hablar o cantar. Por creer de verdad que el mundo puede cambiar, por creer en el ser humano y sus posibilidades con una convicción casi ingenua pero férrea, en un acto absolutamente generoso como lo es toda su personalidad, yo tengo ya mucho más que agradecerle.

Gracias Juanes

Hace un par de semanas en una conferencia que realizó el suplemento dominical de El Colombiano en el marco de La feria del libro, Héctor Abad Faciolince en un debate sobre la definición de cultura, decía que él creía en aquellas diferencias que separan a alguien como Juanes de un artista como Bach, con lo que muchos de los presentes coincidimos, y a lo cual Antonio Caballero, su compañero de panel, respondió diciendo que el asunto, en realidad, se trataba de motivación, con lo cual yo estuve particularmente de acuerdo; ciertamente a Juanes y a Bach los motivan cosas diferentes: Bach trataba de hablar con Dios, Juanes con el pueblo. La diferencia entre ellos pasa a ser irrelevante ante el hecho innegable de cuán bien han logrado ambos su propósito.


Me pareció, y en esto puedo estar totalmente equivocada, que Héctor Abad no comprende muy bien lo que pasa con Juanes y lo siento por él, porque el concierto que cerró la gira del cantante en Medellín fue tema urante toda la semana. Me imagino que sería terriblemente extraño darse cuenta de que, a pesar de que uno no entiende por qué, un evento como éste tendrá éxito (100 mil boletas repartidas gratuitamente lo garantizan); debe ser penoso tener que soportar a cientos de personas por televisión sin comprender porqué desde la madrugada comienzan a llenar la calle más importante de la ciudad con sus camisas negras, los sánduches preparados con especial esmero para la ocasión y todos de sombrilla en mano para recibir una lluvia segura, mientras uno quiere, más bien, estar en su casa escuchando a Bach.


A diferencia de Héctor Abad, a quien respeto profundamente, yo asistí al concierto por placer; más que por simpatía hacia Juanes (aunque también la siento porque habla de mí más de lo que me gustaría admitir) por la curiosidad mórbida que me produjo semejante evento.


Se trataba de celebrar los 330 años de Medellín, y no habrían podido encontrar mejor forma de hacerlo que con un concierto de uno de los paisas más paisas. Fue la fiesta más paisa de todas, incluso más que la Feria de las flores, fueron 50 mil paisas que se encontraron con otros 50 mil paisas para gritar a toda garganta una canción guasca cantada por el más orgulloso de todos los paisas. Un espectáculo que por supuesto cumplió con su propósito.


El domingo pasado Juanes nos demostró, aunque a algunos no nos guste mucho, que en algo tiene razón: no podemos dejar de ser lo que somos, y sentirse orgulloso de ello también es una opción válida y de algún modo constructiva. Ser paisa no es fácil, en eso tenemos que estar de acuerdo hasta los que peleamos contra el hecho aceptado en esta ciudad de tener que serlo completamente, así como los extraños (que son más en estos tiempos, más de los que los paisas se han dado en contar) que piensan que nuestra cultura paisa tiene más desventajas que ventajas, sí, ser paisa es difícil precisamente porque nuestra cultura nos ha atrapado como nos atrapan las montañas que encierran tanto nuestro valle como empequeñecen nuestro horizonte, porque decidimos perpetuar esa cultura sin preguntarnos hacia donde nos lleva y hacia dónde queremos ir nosotros.


Juanes dice que Medellín es la ciudad que nos ha dado todo y se le olvida, en la embriaguez de su emoción, que él mismo se tuvo que ir muy lejos para llegar a ser lo que es ahora, para que su ciudad se lo reconociera, porque esta ciudad es así, no mide a sus hijos por lo que tienen, como lo hacen otros y que ya es vergonzoso, sino de un modo peor, los mide por todo lo que les falta, por todo eso que quieren ser y tener pero no pueden, y eso nos hace mezquinos, como lo fuimos con Juanes a quien nadie escuchaba cuando hacía parte de un grupito de rock local, a quien vinimos a reconocer sólo hasta que se fue y lejos de aquí le arrebató a la vida lo que quería para sí y nosotros le negamos siempre: entonces ahí sí empezamos a cantar sus canciones, cuando lo tuvo todo, cuando no le hicieron falta más ni el dinero, ni la fama, ni los discos de oro, ni los fans en todo el mundo.


Juanes se equivoca exagerando sus palabras, pero no con su ejemplo, un día se fue todavía siendo un muchachito que creía que este valle era el centro del planeta, mientras cantaba una canción de un ritmo que tiene nombre en inglés y que en español significa roca, lleno de contradicciones llgeó a ese país de donde venían esas canciones que cantaba y allí se dio cuenta, como nos damos cuenta todos los que cogemos camino, que al final de cuentas sólo hay un sitio al que nuestro dedo índice vuelve una y otra vez en los mapamundis, sólo un lugar al que podemos llamar nuestro, y no porque sea el mejor del mundo, sino porque sólo allí nos parecemos a nosotros mismos, porque allí la música suena a montaña y no a roca, y sólo ésa música se mete desde la tierra a nuestro centro, hace borbotear la sangre y termina golpeándonos en el pecho. Por eso hay que hacer como Juanes, irse para ver a esta ciudadcita en su justa medida, con su pequeñez y su dulzura, con lo que nos dio siempre y nos niega todos los días, para volver un día, con una esposa y una hija que no son paisas, para cantarle a 100 mil almas que son como la nuestra, que ser paisa también es eso, llegar hasta donde uno quiere por ser lo que somos y a pesar de ello mismo.


Al final Juanes estaba más contento con su regalo que los que fuimos a recibirlo y por un momento nos reconcilió con esta Medellín de nuestros amores y odios, nos puso a hacer lo mismo, a todos, al mismo tiempo, por una vez y para variar. Me alegro de que su generosidad haya sido recompensada, lo mismo que su entrega, su talento y trabajo, su autenticidad que nos conmueve hasta a los más desapegados… y por eso habría que darle las gracias también, porque con todo, nos ha dejado llenito el corazón.

domingo, 26 de octubre de 2008

El amor es primero

Después de todo, el sol se escondió detrás de la montaña, una cometa estaba en el aire, una risa se oyó en algún lugar, una canción se coló en el alma y entonces el amor me miró a los ojos y preguntó: por qué te enojas conmigo si yo siempre te doy la razón.

lunes, 20 de octubre de 2008

No son canciones urgentes

La que era la plaza de toros La Macarena y que ahora pretende ser una Plaza de Eventos, no le hizo justicia a Andrés Calamaro, se portó muy mal, celosa de Candy Caramelo y Julián Kanevsky (¡cómo no! si se dan el lujo de tocar con los mejores de España y Argentina) enamorada de Andrés intentó brillar más que ocho mil espectadores y casi nos revienta los oídos con el ruido que nos devolvía todo el tiempo desde su techo frío como un cadáver mutilado. Sin embargo nadie se rindió, ni ellos ni nosotros y lo que podría haber sido un fiasco fueron dos horas en homenaje a la belleza.


Hubo de todo, “la espera es buena cuando la dicha es mucha”, decía un letrero gigante, hubo tangos, Gardel que se quedó a vivir en Medellín, los Rodríguez, un pedazo de Sabina que varios cantamos a grito en pecho: “y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren”, cámaras que tomaron hasta los suspiros, hubo amigos que se abrazaron emocionados y saltaron juntos, novios cantándole a sus novias al oído: “te cambio tu corazón por el mío para mirarlo y mirarlo, quiero un pedazo de cielo para invitarte a dormir…”, hubo alguien que por primera vez gritaba hasta que volvieran a salir.


Desde el principio nos trataron de paisas desde ese escenario que estaba hecho para hacer quedar bien al señor Calamaro y sus músicos, que no pararon de sonreír con una sonrisa que se regó por todas partes, o tal vez fue al revés, ya no sé, tal vez cuando empezó la música todos miramos al que teníamos al lado y sonreímos con una sonrisa que llegó hasta el escenario, allí encontró una cara más hermosa y se le pegó como una lapa, incluso cuando de su boca salían palabras de amor imposible: “Si resulta que sí, si podrás entender lo que me pasa a mi esta noche: ella no va a volver y la pena me empieza a crecer, adentro, la moneda cayó por el lado de la soledad y el dolor, todo lo que termina, termina mal…”


En medio de todo esto que está pasando, al margen de esta realidad en que el otro nos tiene con tan poquísimo cuidado, es bueno saber, aunque sea por un momento, que hay algo que nos reúne, que en alguna cosa nos parecemos, que podemos estar juntos en lugar sin querer matarnos, gritando de contentura y no de miedo o enojo. El concierto de Calamaro fue como la botella que llega a la isla desierta, sin pretensiones de salvavidas fue lindo destaparla y poder leer emocionados: don’t worry, every little thing is gonna be all right.

Bojayá

Contra la barbarie del verdugo sólo una pregunta: ¿Quién bailará contigo cuando yo no esté?

lunes, 22 de septiembre de 2008

La piel que me sobra

Durante la mayoría de mi vida (exceptuando aquella en la que no era conciente de mi misma) había creído que el amor era obvio, que todo el mundo sabía de él lo que yo supe siempre, que era imposible no saber, porque sólo había que encontrarse con él, porque es tan imposible de negar como cualquier cosa a la que llamamos real.

El amor llega siempre sin permiso, llega siempre disfrazado de otro, pero uno aprende rápido a no engañarse, el amor es un sujeto con vida propia al que la razón solo puede abortar cuando no quiere, pero cuando alcanza a tomar forma, uno puede abandonar, o maltratar, pero nunca hacer que desaparezca. Esto hablando de lo más mundano del amor, de aquello en lo que nosotros tenemos algo qué hacer. Explicarlo en su verdadera dimensión cuesta mucho más… uno le abre la puerta al amor en un sueño y un día se despierta pensando obstinadamente en alguien más que en uno mismo, va en el bus al trabajo y cierra los ojos y puede ver al otro, verlo de verdad, ver su corazón y saber exactamente qué está sintiendo, si tiene calor o frío, si también está enojado consigo mismo por no haberse cuidado en los sueños para no engendrar aquello que siente. El amor (cualquier clase de amor, porque todas son una, la misma) es misterioso y uno entiende qué es lo sagrado cuando deja que lo atraviese, se entrega y lo deja ser. El hombre entonces se vuelve sabio, se inventa los idiomas para poder explicar lo que siente, y de él salen sonidos, que con las palabras que el amor le dio, llama música, camina sobre las aguas, convierte el vino en agua, multiplica panes y peces.

Parece que ahora como entonces, este mundo no soporta tanto amor, puede pasar que vivamos tan tranquilos en un mundo donde hay gente que canta y toca tambores en una rumba de dos días mientras masacra un pueblo entero y un ejercito impávido se para en la carretera a no dejar pasar el auxilio, diciendo que es muy “peligroso”. Podemos estar comiendo en un restaurante japonés, lujosísimo y carísimo y no hacer nada mientras la policía se lleva para la estación a unos hombres desesperados que vienen a protestar porque el Estado no pudo proteger a sus familias, y ellos tampoco y ahora tienen hambre y frío después de haberlo perdido todo, excepto la vida. Esas cosas pueden pasar, esa indiferencia nos puede poseer de tal manera y nosotros pensar que ese sentimiento de absoluta ausencia de humanidad es “normal”. Pero cuando alguien dice que un día le pasó que miró a los ojos a alguien en un parque y supo en ese instante que podría quedarse a su lado para siempre, o que un día soñó con alguien que le salvaba la vida y desde ese momento tuvo el poder de dejarle entrar en sus sueños para que le hablara, o que un día una mariposa le visitó para decirle el nombre que le debería poner cuando naciera de su vientre, nos parece absurdo, loco de atar, y le decimos que esas cosas no existen, que se lo inventó, que malinterpretó todo, pobre ser humano empeliculado.

Un paramilitar es capaz de pararse a decirle a todo un país que matar es como un vicio y que a uno se le pueden perder mil muertos de una masacre en la laguna de un computador, pero a alguien que dice que siente el dolor de todas las madres viudas en su corazón, o que quiere explicarle a otro que el amor que siente hace magia, supera el tiempo y el espacio y los hijos que nunca se han de tener juntos lloran en algún lugar del universo, le rogamos que se calle, que esas cosas no se dicen, porque ningún ser humano es tan fuerte par soportar el peso de semejante amor, porque uno puede odiar a primera vista y sin razón, pero amar de un solo vistazo no. Mucha exigencia nos parece que el otro nos vea perfectos y no nos quiera cambiar nada, preferimos que nos señale eternamente los defectos y nos mire solo a partir de lo que nos falta, porque ser coherente con eso que ve el otro, y que nos dice lo que de verdad somos, nos parece demasiado.

Nos encontramos de frente con el amor que hace milagros y lo volvemos a crucificar. Deshonrando la vida entera somos capaces de decir (como no he parado de escuchar últimamente), que el amor es un invento del capitalismo para vender películas en Hollywood, o del hombre para aparearse y continuar poblando el mundo, y los que saben, porque lo sienten, qué es el amor, se quedan solos, una parte de ellos se muere cada vez que alguien argumenta demencia… y todo eso que no cabe en el corazón y que nunca parece tener la razón, se convierte en algo tan inútil y molesto como un séptimo sentido, como un undécimo dedo, como un montón de piel que sobra.

martes, 2 de septiembre de 2008

Última conversación

Ella lo ve de lejos sentado en una silla, suspira hondo antes de acercarse a un conocido que a fuerza de cinco años de ausencia es un extraño y se prepara para las amabilidades de quien sirve de anfitrión en la ciudad del mundo que más conoce. El amor después de tanto tiempo es un hombre acompañado que es más bello por la edad que tiene ahora, pero que el cuerpo no reconoce más que si fuera un amigo de un amigo que para en casa a descansar …Un abrazo se alarga tanto que los que miran tienen tiempo de ir y volver por esos cuerpos que parece que ayer se hubieran separado y que se ajustan sin esfuerzo, despierta alma, sacúdete el polvo que te queda, se acerca un buen momento para vivir… En su casa siempre caben los amigos y su equipaje, esposas e hijos, lo que haga falta, una mamá anfitriona y dos metros por dos metros son lo que hay siempre para ofrecer, también una guía turística personalizada que comienza ahora, ella piensa por un momento que no hubiera hecho falta buscar tanta compañía para no sentirse como de visitante en una pareja tan ajena, sola se hubiera bastado con este, que contra todos los pronósticos, ya no le da trabajo …Guarda silencio y recorre la belleza de ese cuerpo que un día fue tuyo y que en algún lugar debe contener el alma del hombre que alguna vez amaste tanto que cuando dejaste nunca más volviste a recordar… Ella lo oye hablar de las cosas de todos los días, la casa, el viaje, una boda, los planes. Se cansa y quiere ir a dormir Alguien habla de hijos y se estremece el mundo, una niña en tu vientre se hace pequeña y llora

…Solo allí, él parece una aparición, despierta mujer, que tal vez éste es quien andabas buscando… Un filósofo dijo un día que por evitar lo peor, se pierde de lo mejor, dice él, y ella se pregunta si es el mismo de hace cinco años, ese asustadizo que la miraba como si ella fuera lo mejor y que la evitaba como si de verdad no hubiera nada peor …Ríen con una carcajada que cura, después de tanto tiempo se vuelven a ver, y en ese espacio que hay entre los dos suceden meses enteros de historias que las palabras no alcanzan ni a empezar a contar, hasta mañana, ahora puedes volver a dormir… Hay un montón de preguntas que no alcanzan a responderse con una conversación que habla recuerdos difusos, recuerdos tan sin importancia que se los puede jugar en una apuesta, ella seguro que gana, en esa época todo era tan vital que los recuerdos se pegaron como lapas a su memoria de elefanta, mañana será otro día, un poco más y todo habrá pasado con menos pena que alegría, mejor irse a dormir antes de entrar en recuerdos que no quiere saber, en versiones de la historia que tal vez es mejor no conocer, nada se ha perdido que sea preciso buscar arriesgando de más el pellejo que le queda …Atraviesa con tu fragilidad, por un momento, la realidad, para que él sepa que aun estás ahí, y ruega para que cuando te vea no tenga garras de lobo… Ella respira otra vez profundo, no para alimentar sus agallas contra el zarpazo, sino para llenar los pulmones con el aroma de esa bondad que un día la enamoró.

…Anochece lloviendo y un augurio se acerca, responde que está seguro de lo que hace y es como si dijera: aun puedes caminar… El tiempo se le pasa tan rápido que parece que no estuviera esperando, los sentidos se distraen entre tangos y perfumes que no son solo de mujer, en aromas callejeros que antes no existían, no hay nada mejor que los pies en la tierra y la corriente que cabalga la vida real.

…Él, entre la playa y el palo, es como un cuadro de Dalí, a qué hora pasó todo, si hace una semana era menos que un recuerdo, pregunta, por fin pregunta, escucha lo que ha venido a decir, baila, no hay nada más que música para escuchar, déjate caer a la orilla de una confesión, viene una palabra a sanar todas las heridas, no se puede más guardar silencio, dilo todo, confía en mi en él, recuerda, ella se da cuenta de que algún día llegó tarde, hagamos un pacto, y es mejor así, un niño de pelo amarillo deja de soñar contigo y te cuenta la misma historia de pimentones y ventanas por donde ver pasar las bicis, un hombre se deshace entre sus brazos será él quien te bese esta vez y el amor te recuerde qué es, el alma se dobla ahora sobre sí misma como un guante y lo que estaba adentro queda expuesto, se borra el espacio, se olvida el tiempo, es lo mismo Colombia que Alemania, lo mismo ahora que hace cinco años y todas las palabras que se escribieron en todos los libros y se cantaron en todas las canciones se vuelven piel y tienen nombre de hombre, ojos que te miran como si tu voz hubiera acabado de decir: hágase la luz y el mundo hubiera acabado de nacer en tu pelo… un ángel prueba lo que siempre fue hiel y en su boca la convierte en miel, se confunde la belleza con el amor en el amasijo que la pasión cocina lentamente, no hay elecciones incorrectas, solo cambios en el paisaje, no te sorprenda descubrir que eres tan feliz sin mi como si te hubieras quedado conmigo, quisiera abrir la boca y de un solo bocado llevarte dentro, ya vendrá el amor que se quiera quedar, te quise tanto, tonto el que no te ve como yo te veo, tengo miedo de tu miedo, dame la mano y verás que no es cierto, un corazón late como si tratara de convencer a alguien de que existe, el cielo atraviesa los muros y las estrellas se derraman en el vientre de una diosa donde dos espíritus están a punto de lanzarse al mundo real, cierra los ojos, amor mío, que mis dedos necesitan rehacer tu rostro para que cada vez que te mires al espejo me recuerdes…

La parte de ella que deseaba que él se arrepintiera de no haberla elegido, se despierta un día extrañándolo como si hubieran dormido juntos todos estos años y de pronto una mañana, esta mañana, se hubiera ido. Podría vivir la vida así, recordando toda la vida, pero eso tiene la felicidad, que cree que es eterna, eso tiene lo sublime, que se olvida de los sentidos, y las sensaciones y el amor y los olores y el amor y las palabras de amor se las irá llevando el tiempo, porque dos horas no alcanzan para vivir la vida, máxime ahora, sabiendo como antes se ignoraba, que el amor tampoco basta.

Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,

Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Pablo Neruda

lunes, 11 de agosto de 2008

Conversaciones sobre el amor III

El amor guarda un profundo silencio, el amor que siento por ti se muere y me deja sola, qué hago yo si el amor era lo único que nos quedaba, qué hago yo si perdiéndolo me pierdo...

domingo, 3 de agosto de 2008

Conversaciones sobre el amor II

A dónde irá el amor cuando no llega a su destino… dónde estará el amor que persigue y no encuentra… cómo se resolverá el amor que herido, insumiso y delirante quiere cruzar todas las selvas y los ríos para llegar a una jaula donde alguien duerme con grilletes en el cuello al lado de un tanque de gasolina que lo adormece para que no intente escapar, qué será de ese amor que al principio quisiera ser violenta fuerza que libere, tan solo llave que abre la jaula y después de diez años de mala suerte se conforma sólo con poder ser consuelo, caricia que acompañe, viento dulce que susurre: ¡no te rindas!, todavía no te rindas… qué será del amor cuando por fin se rinda, cuando se canse de esperar, tal vez se convierta en camándula alrededor de la muñeca, en suplicas a dioses también secuestrados por iglesias que piden como rescate nuestro derecho a la ingenuidad y a la justicia. Y a dónde se habrá ido el amor del vigilante de la jaula, de la madre que aprieta un fusil en lugar de mecer a su pequeño entre los brazos, donde estará el amor que ama a un asesino, en qué lugar se esconde el amor del impávido que nos roba y mata en nombre de la patria, qué hará la patria con todo este amor que sabe a sangre y aceite de palma, a petróleo, que huele a billete nuevo.

Dónde estará el amor que no llega, que cobarde, deja solas a las mujeres, que las convierte en hombres con pretensiones de presidente, que les niega el derecho a no tener hijos o engendrarlos no solo con deseo sino también con amor. Qué pensará del amor el que viola, cómo sentirá el amor que es violado, de qué estará hecho el amor de un hijo del desamor. Y a donde iremos nosotros con el amor que no sirve para nada, que no impide que todos los días golpeen a nuestras mujeres, maltraten a nuestros niños, este amor que asusta a nuestros hombres, que incomprensible e inconmensurable no les deja más remedio que huir, callar, retirarse, y al final abandonarse mientras nos pierden.

sábado, 19 de julio de 2008

Conversaciones sobre el amor I

Qué hacemos con los nudos en la garganta cuando se deshacen bajo el inmenso cielo de las palabras que escriben dos manos que golpean las letras como si fueran las teclas de un piano… todo el día ha habido un montón de cosas por decir, después alguien lo dice mejor que uno, sin pretensiones, y como quien no quiere la cosa las diplomáticas historias de un día se tejen como si detrás de las agujas y el hilo no hubiera nadie, lo mismo que intento yo aquí, con nefastas consecuencias, desde ahora que nadie me lee mas que yo, sé que nadie me va a entender.

“El amor es un invento” dice alguien en mi cabeza que recuerda la conversación con un amigo de hace unos días... las mujeres pensamos que el amor es, que el amor finalmente un día es, los hombres, que el amor se inventa todos los días, esa es la diferencia entre nosotras y ellos, lo mismo que decir que los hombres piensan que el recorrido más corto entre dos puntos es una línea recta, y las mujeres que la mejor forma de llegar a la meta es zigzagueando, sentencia que le valió la corona a la señorita Venezuela en el último concurso de Miss Universo, eso contó el de las manos de pianista de arriba, yo me lo perdí porque eso del reinado está tan fuera de mi agenda que no me lo topo ni por azar en las noticias de televisión... Sin embargo hay momentos en que los besos se saltan todas las diferencias, Zigzaguean, de pronto levantan el vuelo, se clavan en picada y entonces es como dice una amiga (que es más mujer que cualquiera), "es como si fuéramos una matica y nos echaran agüita", así nos sentimos nosotras, y entonces el amor que ellos se inventan se vuelve como el de Darío Jaramillo y tal vez, con un poquito de suerte, empieza a ser.

miércoles, 18 de junio de 2008

Lobo está...

Caperucita Roja palidece cuando abre la puerta y encuentra al lobo comiéndose a la abuela. Llevaba tantos días conteniendo las ganas para poder saborear con gusto el camino que recorría en el bosque jugando con él a que no sabía que la seguía, que ahora lo que ve, le arde en el alma como un zarpazo de garras de lobo afiladas. Mientras el dolor se hace incontenible y pasan por su mente cada mirada suya (aquel día insistente, el otro provocadora) piensa, en un instante sin reversa, que esas señales que ella interpretó como de humo blanco y que decían que su corazón estaba en lo cierto cuando veía la sombra de él tras los árboles y luego sus ojos negros que parecían mirarla como si solo pudieran verla a ella, eran mentira.

Hace años, cuando alguien la soñó, le enseñó que como en todos los cuentos de hadas, debía seguir su corazón, nadie le dijo que un día, después de tanto tiempo, el corazón se cansa de correr tras una sombra y entonces las sospechas ciertas toman su lugar en la vida real, rueda su corazón por el piso, mientras el lobo se saborea la sangre en los labios y dice que lo siente… y con eso que dice el lobo manda callar algo que desde ahora, muy adentro de Caperuza Negra, guardará silencio para siempre.

domingo, 13 de abril de 2008

Dimisión

Hay momentos en la vida en que las preguntas fundamentales vuelven pertinaces, y lo que era una lluvia menuda que siempre nos acompañaba se convierte en un aguacero imposible de eludir; toca detenerse, guarecer, esperar a que pase, darle una solución y seguir camino. En los últimos días la pregunta por el sentido de lo que hago me cayó como una granizada cuando me di cuenta de que el impulso vital que siempre me movía, se estaba apagando bajo el cobijo de la seguridad. Hay veces que toca aceptar que lo que pensamos que era no es, y el argumento para quedarse no puede ser la incertidumbre del porvenir, no se puede renunciar a la posibilidad de ser feliz con lo que se hace para ganarse la vida, porque la búsqueda de quiénes somos no puede acabar en un sueldo fijo. Por eso estoy aquí para admitir que me equivoqué de lugar y me toca devolverme en el camino. Compartirlo con ustedes es importante porque sé que les importa lo que suceda conmigo, he decidido renunciar a algo que quería, a algo que era importante, y como no sabía que renunciar era tan difícil, voy a necesitar compañía, acaso un poco de ayuda para no perderme en eso que llaman el porvenir, para curarme las heridas, porque con ustedes cualquier camino se convierte en autopista.

lunes, 25 de febrero de 2008

Corazón de lagartija

La primera vez que lo vi fue en una clase de seis y tenía puesta la piyama (un buzo de Mickey Mouse y una sudadera recortada) con unas sandalias tres puntadas, no se había bañado y a mi me pareció hermoso aunque supiera que nunca lo iba a desear. Nos hicimos amigos un día, meses después de esa primera vez, en que un hombre me había roto el corazón y yo estaba tratando de que no se me cayeran los pedazos al suelo de una mesa al fondo del salón, y él llegó y me dijo: ¿me puedo hacer con vos? Desde entonces el corazón no se me volvió a caer mientras estuvo conmigo, aun ahora él recoge los pedazos, todos los hombres han pasado al olvido pero mi amigo se quedó para siempre en la memoria de mi alma.

Cuando llegó a mi vida yo todavía estaba encerrada en la iglesia que ya detestaba, donde me castigaron las monjas que me querían enseñar que ser diferente no era buena idea, me sacó de allí y me mostró el mundo con toda su crueldad, con toda la ironía de su dios, pero también con toda su belleza, aprendí con él a amarla, a perseguirla como un fin en sí misma, como una clase de inteligencia, me advirtió que algunos podrían llamarme superficial, pero que ninguno de ellos perdería oportunidad de sentarse en mi jardín, al amparo de una conversación con el más fino sentido del humor bañado por un buen vino y una exquisita comida. Sin embargo se dejó arrastrar siempre a mis profundidades y cuando sentía que nos estábamos ahogando los dos, me devolvía la piel mientras me señalaba al hombre más bello que jamás hubiera imaginado.

Lo compartimos todo, y yo fui la primera en la lista de su generosidad desbordada, nos dijimos todo, hasta lo que no se dice, y por eso no nos quedamos debiendo nada. La palabra “juicio” era una extraterrestre en nuestro mundo de confesiones sin fin, de la verdad y nada más que la verdad, por eso al final sólo me buscaba cuando su enfermedad no le hacía mentir.

Pasamos por todo hasta descubrirnos viejos, pasamos por todo y siempre nos quisimos, pocos (muy pocos) me han amado tanto conociéndome tanto, me han amado tan a pesar de mi, tan a pesar de él, por encima de tantos dolores y tan distintos. Éramos la princesa y el gamín, yo siempre lo dejé ser la princesa y por eso él siempre me quiso, porque conmigo siempre pudo ser lo que siempre dijo que quería ser: Paris Hilton, porque conmigo siempre fue lo que en el fondo quería ser: él.

Lo mantuve atado a la vida y lo que importaba en ella mientras pude, luego lo dejé ir y los dos nos quedamos un poco solos, pero siempre volvimos el uno al otro, siempre aquí adentro, como siempre, como ahora.

Se despidió de mí una noche en que nos dolía la barriga de tanto reírnos como solo nosotros sabíamos hacerlo y cuando nos separamos ambos supimos sin saberlo que esa era la última vez.
Me dejó un televisor, un DVD, sus películas y con ellos su más grande posesión, la única que yo hubiera querido, lo más imprescindible de todo lo que ambos pudiéramos dejar atrás, ahora yo me gané un ángel en el cielo con el que hablo todos los días, uno que ya no sufre ni me hace sufrir con su dolor interminable, un ángel que ahora solo sonríe y que se ve divino con esas alas.

lunes, 14 de enero de 2008

El amor en los tiempos de Hollywood

De dónde habrán sacado la idea los realizadores de Hollywood y algunos que no son de ahí, de que el amor llevado a la cama es así. Un hombre de más de setenta años, (al lado de una mujer que ronda su misma edad) que además sabe lo que está haciendo porque en su cuenta personal tiene registradas más de 600 amantes, de todas las edades, condiciones y colores, puede en la pantalla grande cometer la ignominia de portarse como un conejo (mirar, sonreír, -estas dos porque se supone enamorado hasta los huesos, el personaje, y porque habrá escuchado bastantes veces, el director, hablar sobre aquello del preámbulo- ponerse encima, penetrar, eyacular, fin.) y que además pretendan hacernos creer que ella tiene un orgasmo, es un poco menos que irrespetuoso, pero eso es lo de menos, lo verdaderamente preocupante es que nuestros jóvenes reciben esa información permanentemente y la mayoría de veces es su única posibilidad de educación sexual, con lo cual, y en vista de que en ese sentido sí que no nacemos aprendidos, no quiero imaginarme la frustración que les debe producir llevar esta metodología a la vida real, sobretodo para las mujeres, que además se deben sentir culpables por no experimentar el mismo placer que Fermina Daza o Angelina Jolie. Si ellos están haciéndolo igualitico, la pregunta de por qué al final no se tienen las mismas caras de placer y felicidad que da la sensación de sentirse amado por el otro, posiblemente les costará muchos años y buena suerte responder.

¿No habrá una mujer cerca de estos directores que les enseñe (en la práctica si es necesario y para mayores efectos) cómo se hace el amor? el amor, no el sexo, no la paja, el amor, el amor enamorado de verdad, el amor apasionado y sobrecogedor que encuentra en el cuerpo su mayor expresión y en la piel, con todos sus metros de extensión, su mejor lienzo. Dónde estarán las esposas de estos hombres, las amantes, las amigas, una productora aunque sea. O un hombre que lo haya descubierto, que lo haya aprendido, un amigo que les pase un libro del Kamasutra, el tao del sexo, un folleto de sexualidad tántrica, alguna cosita que les permita figurarse una escena de alcoba entre dos personas que se han querido durante 54 años (y en algunos casos sólo10 minutos) sin tocarse.

En este caso en particular, en la obra original, Gabo se abstiene de describir la escena porque en el libro uno puede prescindir perfectamente de ella; yo entiendo que en la película, de la manera en que está contada, se hace necesaria, pero por lo mismo, Mike Newell debió tener la gentileza de trabajársela un poquito más, porque después de todo lo que le costó que Fermina Daza fuera Fermina Daza, cuando medio lo logra, viene y se la tira con semejante escena tan irreal, no hubo Shakira, Javier Bardem, John Leguizamo, ni paisaje colombiano posible (que eso ya es mucho decir, sobretodo si se tiene en cuenta lo bien que lo venían haciendo) que salvara tremenda… ¿fealdad?, acaso decepción (no hay muchas palabras que ayuden en estos casos). Y no es que se esperara una lección de tres minutos de sexualidad, mucho menos de amor (aunque el libro sí que la es, por lo menos de este último) pero es que el resumen (del amor) que nos presentaron es impresentable.

Yo creo que el amor no necesita gimnasia y sé que su plenitud es tan fácil de lograr como su nacimiento, que su complejidad está contenida en algo tan simple como una mano que acaricia sin fin o una mirada que da la vida… pero que voy a decir yo si todo suena tan cursi cuando se trata de describir con palabras el amor, pero por eso mismo creo que no debería ser tan difícil hacerlo con imágenes.