lunes, 11 de agosto de 2008

Conversaciones sobre el amor III

El amor guarda un profundo silencio, el amor que siento por ti se muere y me deja sola, qué hago yo si el amor era lo único que nos quedaba, qué hago yo si perdiéndolo me pierdo...

domingo, 3 de agosto de 2008

Conversaciones sobre el amor II

A dónde irá el amor cuando no llega a su destino… dónde estará el amor que persigue y no encuentra… cómo se resolverá el amor que herido, insumiso y delirante quiere cruzar todas las selvas y los ríos para llegar a una jaula donde alguien duerme con grilletes en el cuello al lado de un tanque de gasolina que lo adormece para que no intente escapar, qué será de ese amor que al principio quisiera ser violenta fuerza que libere, tan solo llave que abre la jaula y después de diez años de mala suerte se conforma sólo con poder ser consuelo, caricia que acompañe, viento dulce que susurre: ¡no te rindas!, todavía no te rindas… qué será del amor cuando por fin se rinda, cuando se canse de esperar, tal vez se convierta en camándula alrededor de la muñeca, en suplicas a dioses también secuestrados por iglesias que piden como rescate nuestro derecho a la ingenuidad y a la justicia. Y a dónde se habrá ido el amor del vigilante de la jaula, de la madre que aprieta un fusil en lugar de mecer a su pequeño entre los brazos, donde estará el amor que ama a un asesino, en qué lugar se esconde el amor del impávido que nos roba y mata en nombre de la patria, qué hará la patria con todo este amor que sabe a sangre y aceite de palma, a petróleo, que huele a billete nuevo.

Dónde estará el amor que no llega, que cobarde, deja solas a las mujeres, que las convierte en hombres con pretensiones de presidente, que les niega el derecho a no tener hijos o engendrarlos no solo con deseo sino también con amor. Qué pensará del amor el que viola, cómo sentirá el amor que es violado, de qué estará hecho el amor de un hijo del desamor. Y a donde iremos nosotros con el amor que no sirve para nada, que no impide que todos los días golpeen a nuestras mujeres, maltraten a nuestros niños, este amor que asusta a nuestros hombres, que incomprensible e inconmensurable no les deja más remedio que huir, callar, retirarse, y al final abandonarse mientras nos pierden.