lunes, 16 de noviembre de 2009

Confesión



Mi amiga Carmen dice que mejor me despida de él, que aproveche esta ocasión y que por lo menos lo lleve al terreno de la amistad, que este amantazgo no me conviene, que Mr Bunbury me lastra. Y es que él, haciéndole honor a su nombre (ver La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde) ha sido ese amor imaginario que me acompaña desde que tenía 14 años... al principio reaccioné como reaccionamos las mujeres enamoradas cuando nos dicen que nuestro hombre nos sienta mal: me negué rotundamente, son muchos años de amor malamente compartido, y aunque ya estamos en ese lugar de los matrimonios viejos en que sobretodo reina la resignación, a mi, vivir sin ese muchacho al que siempre vuelvo en las noches cuando en la cama nadie me espera para hablarme al oído, me es tan imposible como para caperucita dejar de jugar con el lobo. Sin embargo, y porque he visto también a la caperucita poner los puntos sobre las íes, pensé que después de cinco años de no verlo y con todo lo que ha pasado en el transcurso de ese tiempo, sería tal vez mejor hacerle caso a Carmen y con amor, aprovechar el encuentro para morir lo que queda de la empeliculada que alguna vez fui, mientras dejo ir a mi Enrique.

Hago fila desde temprano, repitiendo el ritual que nos une desde hace 18 años y pienso en todo lo que es capaz de despertar… qué será lo que tiene Enrique que solo puede engendrar un amor apasionado, borracho y ciego, o una aversión punzante e incapaz de ocultarse. 3000 personas que le perdonaríamos todo y una sola amiga a mi lado, confirman lo que digo. No lo puedo explicar, para unos el amor es tan obvio como la aversión para los otros. Inútil tratar de entender, se trata de pasiones humanas.

Lo espero pacientemente todo lo que es necesario, sobretodo ahora que he decidido despedirme de él, pero al cabo de muchas horas mi amante fantasma sale al escenario y se ve más guapo que nunca, más bien puesto a sus 40 y algo que cuando tenía 27. Se para al frente y con la voz intacta me canta todas las de despecho, varios alrededor lo notan, Enrique casi no tiene canciones felices, pero la tragedia que cuenta es en definitiva sobre la vida, sin embargo esta noche se dedica al desamor: “te ataré con todas mis fuerzas, mis brazos serán cuerdas al bailar este vals”, “si me perdonas, si me das otra oportunidad, amor, prometo escribirte una canción diciendo que ahora acepto la derrota, pero sólo si me perdonas” no está triste, solo se divierte conmigo porque sabe como hacerme cambiar de opinión, estoy a punto de rendirme, si de todas formas una noche con él, es mejor que la colección interminable de conversaciones incoherentes con locos de atar en que se ha convertido el amor en estos tiempos de música electrónica contemporánea.

Miro alrededor, no soy solo yo, nos le entregamos toditos, y él nos paga con muchas creces, una buena guitarra y un repertorio memorable. Cada canción es mejor que la anterior, al final nadie tiene voz, ni yo corazón para decirle que no: este amor se morirá con el primero de los dos que deje de respirar. Como dios manda. Como nos merecemos aquellos que no nos resignamos a esta falta de poesía que es la vida real y escueta.

lunes, 26 de octubre de 2009

Bilbao



Es raro, porque las ciudades pequeñas no me gustan, enseguida me da sensación de claustrofobia, de instinto que es capaz de medir los habitantes por metro cuadrado. Amo lo que conozco: smog, ruido, caos, carros pitando, taxistas mentando la madre, ciudades inasibles, densas. Clarito tengo (desde la primera vez que pisé uno), que pueblo pequeño, infierno grande. Medellín incluso se agota rápido, pero hasta ahí es soportable, menos, me produce el mismo pánico que sentí cuando tenía 11 años y me obligaron a leer El cristo de espaladas, cada que entro en un pueblo pequeño me viene el mismo olor a hongo pudriéndose en la sacristía.

Y ahora, un día, sin pensarlo, me encuentro por fin con Bilbao. Esa ciudad que presentí cada vez que me encontré con un vasco recorriendo solito el mundo y parloteando con sus compatriotas de todas partes, sentado en las ruinas de San Agustín por ejemplo y prometiéndome su tierra mientras me tienta con la imagen imposible de una chuleta de buey de un 1kg servida en un solo plato.

Estuve solo cinco días, además mi amor por ella fue a primera vista, es posible entonces que todo lo que voy a decir a continuación sea una invención. Los que me conocen saben que me invento cosas, sobretodo amores, yo casi siempre alego en mi defensa que no hay más realidad que la que uno crea porque la siente en la panza, en este mundo donde nadie sabe adónde ir, hay que hacer como Gandalf y guiarse por la nariz. Así fue que Bilbao se convirtió en mi amor más real de los últimos tiempos:

Llego de noche, sin haber dicho en qué número de vuelo, una vez que piso suelo sé que todo estará bien, el aire huele a limpio, pero no a limpio de no contaminado, sino que huele a pureza, a una cosa que los celtas debieron haber conocido, a algo simple que está aquí y que nunca se irá. Solo es el olor, pero me basta para sonreír de nuevo. Cuando salgo del aeropuerto, miro a todos lados y con solo verlo, sé que es quien viene por mí, se llama Jon, y se ve como una especie de punkero del monte, es el conductor del festival al que me invitan y por el que estoy aquí, al llegar al centro, se pierde, es bombero y conductor de ambulancia (las ambulancias tienen GPS), y se pierde, nos reímos porque no importa, y desde ese momento empiezo a entender algo que después se convertiría en admiración y con los días en envidia, algo que espero recordar siempre: aquí la gente se permite el error.

Las primeras personas que conozco son las que organizan el Festival Jet Lag Bilbao de expresiones urbanas, del área de juventud del ayuntamiento, gente linda, como todos los vascos, son laboriosos, puntuales, trabajan las horas que necesita el día, luego viven, salen a comer, comen muy bien, hay una costumbre a la hora del almuerzo (que puede durar las dos horas completas): van de sitio en sitio, comiéndose unas tapitas, con una cañita, conversando de pie junto a la barra, y así hasta que no haya más hambre. Esto para los que pueden, los que no, salen los viernes a medio día, caminan por la ría… ay la ría… es una mujer que atraviesa toda la ciudad, que en algún lugar todavía huele a pescado, pienso en ello, Bilbao fue una ciudad industrial mucho tiempo, pero a mi, esos cinco días que la anduve, me despertaron el pescador que llevo dentro, vuelvo entonces a lo de saber vivir, aquí saben vivir, sin pausa pero sin prisa, como si la vida se fuera a acabar, pero no ahora, rodeados de belleza, que para eso la naturaleza sirve de muestra, la ven todos los días en el espejo.

Aquí también hay pobres, inmigrantes ilegales, barrios “alejados”, desempleados, pero no hay nadie que pase hambre, seguramente a muchos habitantes de esta ciudad de siete calles, eso no les baste, y tendrán razón, pero miles y miles de hombres en mi país, darían lo que tienen por vivir aunque fuera solo de pan.

El sol brilla cuatro de los cinco días que estoy, es otoño y en una tarde junto a la ría hacen 30 grados, no es normal, dicen que Bilbao es lluviosa, y el frío es muy frío, pero a nosotros la ciudad nos trata bien, clima perfecto para un festival, yo les digo que es porque está contenta de que los que la visitamos por estos días estemos aquí, además de que conmigo siempre va el sol y la buena fortuna, pero los lugareños no creen en esas cosas, son escépticos, están demasiado conectados con la tierra y con la vida.

Me dejo tocar por ese sol, cruzo todos los puentes que me encuentro sobe la ría, el que más me gusta es el de la gaviota, me siento a mirar el Guggenheim, lo he hecho todos los días que he estado aquí, es un objeto hermoso que alimenta mi teoría (seguro copiada de alguien más) de que la belleza es un bien en sí misma, no importa lo que haya adentro de este edificio, eso es lo de menos, dan ganas de tocarlo y de mirarlo, como a esos hombres que son tan bellos y que no saben que lo son.

Me cuesta terminar de decir lo que me pasó en Bilbao, siento que cuando lo haga será como despedirme de ella (¿él?), y no quiero… me voy de allí diciéndole solo hasta luego, ya nos veremos de nuevo para hacer juntos lo que nos quedó faltando: la chuleta de buey, una conversación larga con el guapo de Txema, un partido del Atletic, una vuelta grande en bicicleta, un viaje a las montañas, un asado en al casa de Jon, las clases de Euskera, el amor hasta el amanecer…

Mi amor por Bilbao fue a primera vista, pero es un amor dispuesto a todo, incluso a acabarse por agotamiento, quisiera poder vivirla hasta llegar a odiarla, como solo he hecho con aquella donde nací y que ahora me recibe celosa y tiene que aguantar mi jet lag emocional, yo la miro y no soy capaz de decirle lo que estoy pensando: ¡los de Bilbao nacemos donde queremos!

martes, 18 de agosto de 2009

México


“El amor es una enfermedad en un mundo en el que lo único natural es el odio” José Emilio Pacheco de Las batallas del desierto


Como los amores que nos gustan:

México desde el aire es espantosa, una ciudad inmensa, deforme y sin fin; blancuzca y lechosa como un bicho que sale de un lago pantanoso y profundo, un animal prehistórico que se presenta a los recién llegados con una alarma en el estómago; acecha un miedo fácilmente sospechado: una serpiente con plumas deja un rastro en el aire, que apenas pisar suelo, se percibe en la nariz. Hay un calor de fogata en el aire, un olor dulzón de Maguey deslechado, amor a primera vista, amor incomprensible, sin ton ni son, amor de puta otra vez.

Tuve miedo de no poder dormir en la ciudad ajena, hasta que llegó un mexicano, uno solo que no es cualquiera, pero que después de conocer a varios, podría serlo, un solo mexicano, cualquier mexicano, sobretodo este mexicano, tiene el poder de manipular el espacio: ensancha cuartos, pacifica jet lags, dulcifica la vida entera.

Se levanta más tarde México, come en lugar de almorzar y cena después de las nueve. En Coyoacán vivió Frida Kalho, ceno popular y caro como buena turista, puede ser el corazón contento porque la barriga está llena de quesadillas con tortillas hechas a mano, pero entiendo por qué hay que venir aquí… es verano y anochece tarde, Morfeo se deja invitar por Quezalcoatl, se rinde, cae inconciente.


Cañón:

No sé donde estoy pero sé que he muerto, está oscuro pero los pájaros cantan tan fuerte como cualquier gallo, son pájaros mariachis que me cuentan que estoy en México. El asomo de angustia vespertina que se repitió todos los últimos días en Medellín hace su aparición, se confunde con el espantoso bicho de la laguna que ahora muestra su caparazón de tortuga prehistórica, pero se aleja silenciosa. Cuando vuelvo a despertar, es otra vez azul el cielo, ha vuelto el calor al cuerpo y el gusto de la salsa verde a la nostalgia de mi boca. Hoy me levanto ansiosa por salir a la ciudad, México no tarda en ser mía, me encuentro con el músico Daniel y esa sonrisa gigante, que recompenso a medias con una botella de ron viejo de Caldas traído directamente desde Colombia.


No manches:

Como dice el querido Pala en una canción: ¡Fuera la fe de turista! Me cuesta una vida montarme en el turibus, tachar todas las ruinas, levantarme temprano con botella de agua y cámara de fotos en ristre (bueno, la botella sí me gusta, es la mejor compañía para el reconocimiento del terreno). A mi me gusta más bien montarme en el bus con los demás y a la primera no perderme, caminar por tres o cuatro lugares hasta haberme asomado a todos los edificios bonitos, reconocer un café y sentarme en una de sus mesas, día a día, a la misma hora, ordenar todos los días algo distinto hasta que el mesero me salude, se comience a imaginar cosas sobre mi (que parezco una nueva vecina pero que tengo cara de ir de paso) y luego un día desaparecer, realizar el escape de los Artesanos del Dulce en la calle menos popular del barrio La Condesa, donde suena Cesaria Evora, la cantante portuguesa que conocí la primera vez que salí de Colombia y que suena mientras escribo… A mi me gusta más oír hablar a los mexicanos en el metro hasta entender un chiste local y reírme con gusto mientras alguien que no conozco me mira con cara de reconocimiento… me gusta por un día ser parte de esto aunque no lo sea, mirar de cerca sin ser vista y penetrar por un instante la intimidad de una ciudad que no me pertenece: dos mujeres entran a un local donde venden tortillas, compran una torre que mide casi medio metro y que la señorita que despacha empaca ágilmente poniendo a la torre una bolsa de papel como si fuera una capucha, y con una sola mano levanta la torre, le da vuelta y listo, son unas 50 ó 60 tortillas que recibe la pareja de mujeres que ya sin hablar entre ellas, abren la bolsa de papel, separan poco menos de la mitad de las tortillas y una de ellas abre un pañuelo de tela tejida con hilo rosa y blanco de dibujos precolombinos, envuelve las tortillas con cuidado en la preciosa tela y a mi me parece que con cada uno de sus gestos, estas mujeres declaran que el maíz es sagrado, aunque no lo sepan, aunque ya solo sea una costumbre…


Oaxaca:

“El llanto de la magdalena”, canta alguien y a mi me gusta, porque el llanto de la puta es sagrado, vuelvo a esta ciudad: hermosa, tanto, que aplasta un conato de tristeza postnacimiento (prenacimiento debería decir), energía que se desprende de Monte Albán y se riega en el Valle, el observatorio más antiguo de América, desde el Museo de Antropología, en el D.F, se presiente, pero solo allí se puede Saber… territorio de los Zapotecas, hombres tocados por los dioses, padres fundadores de la cultura Mesoamericana, precursores del arte como forma de vida, con el mayor sentido de la belleza.

En Oaxaca conocí a un italiano con el que no paré de reír, Massimiliano es amigo de Daniel, es músico, pero también sabe de redes electrónicas, es decir, de inteligencia artificial, para que se sepa, éstas funcionan con un sistema binario, de programación simple para elegir a partir de lo que es “correcto e incorrecto”, a una red solo se le enseña la respuesta “correcta” y la red es capaz de andar sola, los cerebros no artificiales, como el nuestro, funcionan casi igual, solo que el aprendizaje sobre la respuesta correcta es un poco más complejo (cualquiera que tenga un cerebro puede dar fe de ello) esto lo aprendo con Massimiliano en una conferencia, que dictó otro músico en inglés, y que Massimiliano no pudo dejar de refutar… después él me explica mejor y para mostrarle que aprendí, le pongo el ejemplo de su propio cerebro, si fuera una inteligencia artificial, Massimiliano tendría una programación simple: la respuesta correcta es siempre lo contrario, cuando la información entrante es un sí, la respuesta correcta de esa inteligencia es un ¡no!. Con este ejemplo me puso 10 sobre 10, nos veo reír hasta el cansancio y me convenzo de que todavía ninguna inteligencia artificial puede producir algo así. En Oaxaca conocí a Max y a Thollem, y pasé dos días de reallity con Daniel, Oaxaca supo así reconciliarse conmigo, desmintiéndome.

Encontré mi edificio favorito de México en Oaxaca, el teatro Macedonio Alcalá es el teatro más hermoso que he visto en mi vida y antes de entrar a un performance de Gómez Peña, estuve parada en un salón con el que hace un tiempo había soñado, y entonces supe sin saber cómo ni por qué, que Oaxaca me cambiaría la vida.


El desmadre:

En México me comí toda la comida de que fui capaz, y me gané una maldición de Montezuma de un día y medio (Montezuma apenas se reía de mí por exagerada, y rápidamente me dejó tranquila, creo que le caigo bien), soy capaz de pronunciar palabras mexicas casi sin acento, montar en metro y bus, caminar y saber para donde queda mi casa: el hoyo, la casa de Sergio y su montón de familia que no entiende mi incapacidad de comer algo más. En México he visto la peor obra de teatro de mi vida, y el bailarín más apasionado y apasionante de todos los tiempos, el bar de jazz más lindo, leí a Pacheco por primera vez, y no entendí por qué no lo había hecho antes, recordé mi amor por los colores, y canté una ranchera a todo pecho en la plaza de un pueblo, en México alguien me cantó a mi, una ranchera en la Plaza Garibaldi, hablaba de un cielo rojo que no volverá a ser azul hasta que tú no vuelvas y me recordó que yo también soy muy capaz de morirme de amor. A México fui sin saber, por la pieza de un rompecabezas que me hacía falta para empezar de nuevo.

lunes, 4 de mayo de 2009

De qué tamaño es tu corazón

El siguiente es un test de selección múltiple para ayudarlo a responder la pregunta menos importante de su vida: ¿de que tamaño es su corazón? Probablemente nunca se lo ha preguntado, probablemente no tenga nunca la necesidad de hacerlo, sin embargo, es posible que sea la única respuesta importante en el autojuicio final que tendrá lugar cinco minutos antes de pasar a mejor vida, (esto si queda satisfecho con la respuesta que inevitablemente encontrará para la pregunta antes formulada). No se asuste, como buen autojuicio, el único en enterarse de la verdad será usted y en cualquier caso, como también depende de usted, la condena podrá evitarse apelando a la misma (mucha o poquita, dependiendo del puntaje que pueda lograr) ignorancia sobre sí mismo que ha utilizado para no hacerse cargo de esta cuestión, cuando no lo ha hecho, en toda su vida. Nuestra no es la tarea de juzgar, sino de avanzar científicamente en una cuestión que puede evitar tantos dolores de cabeza al ser humano si cada uno cargara en la billetera con las medidas de su corazón, como una seña más en la cédula de ciudadanía, al lado de la estatura; serían muchos los malos entendidos, y por consiguiente los problemas innecesarios, que el ser humano se evitaría si así hiciéramos y dedicáramos esa energía a cosas más importantes para el mundo como el mercado, o para los hombres (léase en perspectiva de género) como la guerra. Se podrían por ejemplo, como en la China antigua, arreglar matrimonios, que para eso sería útil esta medida, pues está visto que un matrimonio entre dos medidas muy distintas de corazón no marcha bien, en el mejor de los casos, y produce maniaco depresivos, en los peores, tanto por reproducción a través de los hijos tenidos, como por descolocación de los corazones emparejados que no logran ajustarse a medidas desiguales.

Este test está diseñado para darle una medida que lo califica en niveles diferenciados de tamaño de corazón con total exactitud, aunque usted no lo crea. Estos niveles abarcan 3 grandes regiones del comportamiento humano y a pesar de su aparente simplicidad y reducida indagación, se puede garantizar que si usted responde siguiendo la instrucción principal podrá identificar su tamaño sin lugar a dudas. Sin embargo, es muy importante recordar que las descripciones que encontrará al final según las respuestas, hablan de los aspectos generales de cada clasificación, ya que según los estudios realizados usted no necesita saber mucho más, en estos tiempos es mejor no ahondar en cuestiones que van más allá de la información práctica, en este caso que pueda ser utilizada para asegurar un buen matrimonio como lo dijimos anteriormente, o escoger a sus subalternos de manera más acorde a la idea que usted tiene de cómo debe girar el mundo.

Instrucción única
Responda las preguntas de selección múltiple con una X en la letra que corresponda a lo que usted cree que sería su respuesta natural a la situación planteada, no se tome más tiempo del necesario, en ningún caso más de cinco segundos después de haber leído todas las respuestas posibles. Cada pregunta-situación contiene las respuestas diseñadas para definir el tamaño del corazón, es posible que usted crea tener una respuesta que plantee una nueva situación, no se detenga en ello, simplemente elija la respuesta del menú que correspondería más con su actitud natural.

Olvídese ahora de todo lo anterior, respire profundo tres veces, y marque la respuesta más adecuada a las siguientes situaciones.

1. Cuando alguien que conoció a través de una amiga y con quien lleva varios proyectos en común, además de un par de fines de semana durmiendo, le pregunta por el lugar que ocupa, la forma y el color que tiene, eso que hay ente los dos, usted responde:
a. Nosotros somos amigos, parceros que llaman, yo te quiero mucho, pero no me malinterpretes, eso que parece hacer el amor, no es ni siquiera tener sexo, solo es dormir juntos, que es muy distinto.
b. no sé cómo se llama esto, yo no quiero ponerle nombre, porque también tengo miedo: no sé cómo es eso de hacerte sentir especial, pero lo intento cada vez que duermo a tu lado y me desato de esta libertad que con vos está menos sola.

2. Un amigo suyo, que vive en otra ciudad, viene a la suya para realizar unas diligencias, entre las cuales está, en un nivel alto de prioridad, verlo a usted, después de que su amigo le pide un momento en su fin de semana, usted:
a. Después de varias excusas infructuosas para tratar de safarse, se encierra en el baño (lugar desde donde puede hablar tranquilamente en su casa con aquellos que no pertenecen a su familia, cuando la culpa sin fundamento lo invade) para responder a la llamada de su amigo con un mensaje de texto diciendo que definitivamente está haciendo mucho frío y ni modo, así no se puede salir a la calle.
b. Habla con su familia, le explica que un amigo quiere verle y que dispondrá solo una hora para verlo y contarle sus cuitas, ya que tiempos peores son los que siempre se avecinan, y los amigos son el mejor antídoto contra cualquier mal, incluidos aquellos de los cuales es mejor proteger a la familia.

3. Cuando alguien le dice que necesita saber por qué después de haber tenido un encuentro que a su juicio (al de él), fue maravilloso, usted parece de un momento a otro, retraído, como si no quisiera hablar, como si eso que pasa entre dos seres humanos que afortunadamente pasan juntos por el afecto, aunque efímero, no fuera sagrado, usted:
a. siente que está hablando con una monja o cura (dependiendo del caso), y pasa a explicarle cómo los años de experiencia han hecho de usted un ser humano moderado, el cual ya está por encima de arrebatos amorosos a partir de un encuentro encantador pero casual, y termina la conversación diciéndole: hasta luego, más tarde me llamas.
b. Usted es siempre el que hace esta pregunta.

4. Un día usted se despierta sabiendo que algo maravilloso va a pasar, ese día en un parque, en una oficina, se cruza con alguien que le sonríe y cuando ese alguien le habla, ese pedazo de músculo que se llama corazón, grita de emoción, entonces usted sabe que está perdido, que no hay nada qué hacer, porque de ahora en adelante, la única respuesta posible para ese otro será siempre EL AMOR, haga lo que haga y diga lo que diga, cualquiera de los dos… y la misma noche de ese día, cuando cierra los ojos, oh por dios, sabe lo que ese alguien, donde quiera que esté, está sintiendo, que es probablemente lo mismo que siente usted, con variaciones en el tamaño de la deliciosa angustia. Usted:
a. Piensa: puras patrañas del hombre que se inventa historias para poder reproducirse, dolor de estómago de gato con hambre de juego con el ratón. Un día se safa y atina a decir en voz alta que esto es lo más parecido al amor, luego se va sin decir nada para mezclarse en los sueños del otro porque en la vida real la seguridad está lo más lejos posible de ese su corazón que se hincha desmesurado y sin control.
b. después de muchos ires y venires, un día vuelve para decir lo que nunca pudo decir: nadie se puede inventar algo así solo, algo tan sublime que sobrevive al tiempo y la distancia, como si la eternidad tuviera sentido. Y aunque a veces no haya respuesta para el amor que no puede ser en este planeta de capitales, de mentiras que dañan para siempre, y del tiempo, que no se deja manejar, que nos pasa y permite que lleguemos tarde; ésta será sin duda, la única cita importante.

Según sus respuestas usted debe estar ubicado en uno de estos tres grupos:

Estrechez de corazón:
Usted pertenece a este grupo si respondió a todas las preguntas con la letra a. Tiene un pequeño corazón al que no se recomienda exponer demasiado al azar de la vida ni a las sorpresas a la vuelta de la esquina. Manténgase alejado de los niños, en lo posible no tenga uno propio y evite sobretodo, a los sobrinos. Es probable que se caracterice usted por la macrocefalia, cualidad fisiológica que lo dota de una gran inteligencia. Aunque tiene la tendencia a pensar que el tamaño es lo que importa, no se preocupe, no hace falta tener un corazón grande para ser exitoso, ni siquiera para ser buen músico o crítico de cualquier arte, incluida la literatura.

Menudo corazón:
Si usted respondió la mitad de las preguntas a. y la mitad b. hace parte de este grupo. Los estudios indican que este tamaño de corazón casi siempre pertenece a una fase intermedia entre los otros dos tamaños, aunque no se descarta la posibilidad de que permanezca así para siempre, como no se descarta aquella de que un corazón del primer grupo, pase al tercero por obra de accidentes, amorosos en su mayoría. Por ser pues, un paso antes de llegar a ser de otro tamaño, este es uno de los grupos con más corazones estimados, como el O+ en la sangre, conviene saber esto, pues como dijimos antes, estando en este grupo puede usted aprovechar para acomodarse a otro corazón con mayor facilidad, sin embargo cabe anotar que por lo mismo, este resultado no es del todo confiable, le recomendamos entonces hacer este test de vez en vez para verificar el tamaño real de su corazón.

Corazón gigante:
Si respondió a todas las preguntas con la letra b. usted definitivamente pertenece a este grupo, seguramente notó el uso de la palabra “definitivamente”, esto se debe a que los estudios han demostrado que las personas que tienen este tipo de corazón raramente cambian de tamaño. A pesar de que científicamente no se ha comprobado que un tipo de corazón sea mejor que el otro, es preciso aclarar que existen ciertas patologías asociadas a este grupo de corazones. Es por ejemplo normal encontrar en las personas que los poseen, conductas inconsecuentes con sus propios celos y mezquindades, cosa poco natural en los seres humanos como es bien sabido, así, psicoanalistas profesionales (y no tanto), atribuyen estas actitudes generosas y por tanto poco humanas, a un complejo relacionado con el padre o como casi siempre, con la madre. Amén de aquello, estas personas gozan casi siempre de buena salud, excepto por los desvaríos a que están sujetos en presencia del amor, sobretodo en sus comienzos. Ya que este tipo de corazón tiende a agrandarse con cada nuevo estímulo de estos, es recomendable para los otros tipos de corazón no exponerse demasiado a sus arrebatos y quereres, pues no son fáciles de llevar socialmente. En aras de esta distinción podemos decir que los científicos han caracterizado estas personas como sonrientempeliculadopaminodependientes. De los tres grupos es el que menor capacidad de adaptación muestra a la hora de encajar con un corazón que no es del mismo tamaño, por lo cual suelen morirse de amor o felicidad varias veces en el año.

lunes, 9 de marzo de 2009

El tiempo de las cerezas

Un amigo estuvo hablando de Nacho Vegas en su blog y yo apenas me enteré hasta hoy, que estuve reblujando la Internet en busca de todo lo que por andar trabajando decentemente no he visto… leo sobre Nacho y recuerdo, lo conocí hace poco, (a su música, o sea a él mismo, que no hay quien conozca más a una artista que aquel que conoce su obra) hace un par de años si no estoy mal y creo haberme enamorado a primera oída, hace rato no lo escuchaba y se me hizo agua la oreja con solo recordarlo, así que desempolvé el disco y lo puse en mis audífonos… cómo alguien tan distinto a uno puede hablar de sí mismo como uno quisiera hablar... el mundo se vuelve un lugar más amable cuando nos encontramos con cosas así, como cuando oigo una canción nueva de Bunbury y descubro con asombro que está envejeciendo igual que yo, y que esa vejez se puede decir tan bien que se puede cantar… o como cuando por arte de magia, a la vuelta de la esquina, en la misma calle de Internet donde volví a ver a Nacho, me encontré con El cuaderno de Saramago, y me quedé boquiabierta leyendo al ilusionista de las palabras, que tan pronto saca un elefante rosa del sombrero como un poema de Pessoa que nos pone la piel de gallina, desde ese día lo leo todos los días, y siempre me quedo muda, y con la sensación de que después de haberlo leído a él, cada palabra que pueda escribir aquí es un atrevimiento.

Toca admitir entonces que en medio de la estupidez suprema de este mundo, en medio de las franjas de Gaza; de la reelección infinita del dictador; de las Vicky Dávilas del planeta; del poco sentido del humor que tienen los celulares, que no nos dejan entender los chistes que dice alguien amable al otro lado por andar entrecortándose; de la vejez de las buenas ideas; de esa “mano que sale del estómago, aprieta el cuello y no deja respirar” que es el síndrome de abstinencia del amor; del uniforme de siliconas y camisetas con estampados dorados; de la desfachatez de Juan Manuel Santos; de la desgana de las ganas; de las falsas esperanzas de unidad que vende el facebook; de los celos; de las mentiras innecesarias; de las triples personalidades en las que uno ni siquiera presiente la peor; del desamor; de la gran feura universal de nuestros tiempos; en medio de todo eso, la belleza se defiende sola, y con un poco de suerte se nos planta oronda al frente y nos salva la vida:

El sobrino pequeño se sienta en nuestras piernas poniéndonos al frente la curva perfecta de un cuello del color de la miel tostada y la piel de melocotón; un hombre valioso que se había muerto en nuestros sueños y los noticieros, resucita hoy saludando desde sus ojeras sonrientes con un “hola mi amor”; la capacidad de la serpiente para quitarse la piel y quedar como nueva; el amor que impune, palidece todas las máscaras y no espera para desnudarse ante nosotros; la valentía de un gobernante; las palabras aclarantes; el diccionario de las ideas sin fin; la telepatía visceral; la coherencia de un escritor; la fe de los amigos; las lágrimas que se nos escapan viendo a los arlequines del Circo del Sol; la solicitud de los ayudantes; la democracia de la risa; ese lugar sin egos; la felicidad de los dragones; la belleza de la infraestructura (Léase: base material sobre la que se asienta algo) y por definición de los arquitectos; los apellidos raros; sllumdog millionaire; Buenos Aires y Córdoba tejiendo la rueca mientas me esperan siempre; el azar que se compadece y nos acaricia la espalda un día…

Me disculpan si me estoy repitiendo, podría quedarme así el infinito entero, pero hay que homenajear a la belleza, que de tanto estar impuesta en los carteles que anuncian la felicidad, parece haberse cansado de esperar a que la vuelvan a mirar, sin embargo hay que seguir buscándola, que de mariposas en el estómago es capaz de vivir el hombre, sobretodo en estos tiempos de infinita sed de ilusiones.

lunes, 9 de febrero de 2009

Feliz día del periodista

Cada vez se hace más difícil decir algo en este mundo que está patas arriba, un amigo cómico dice que tenemos que estar muy mal para tener puestas las esperanzas en un presidente de los Estados Unidos, yo me río porque parece un chiste, como todo lo que los buenos cómicos de este país dicen, como cuando vi a Shakira en el noticiero el día de la posesión del presidente en cuestión, hablando de la buena relación que le ha dejado cantar un par de veces para su campaña y rematar diciendo que va a hacer todo lo posible para hablar con él sobre Colombia y en especial a favor del TLC. No sabe uno qué hacer con eso, ella lo dice sonriente y lo peor es que parece sincera, de verdad cree que está haciendo un bien, eso espero, lo otro sería aun peor, mejor el absurdo de que todo el mundo que ha visto no el basta para saber de qué carajos está hablando, sin embargo, más nos valdría que se quedara callada y que, Dios no lo quiera, Obama tuviera mejores y más reguetoneros temas para tratar con ella que no sea hablar de economía.

Pero el noticiero puede con todos y más absurdos, unos días antes de eso la Ley de Víctimas pasó sin pena ni gloria por el Congreso. Eso le regatearon hasta más no poder a la pobre y nadie se enteró, nada más por allá un día en la Cosa política, (que es otra sección de farándula parecida a la donde Shakira sale hablando de su agenda política) mostraron al presidente, al nuestro, diciendo que ni de vainas iba a permitir que a los agentes de las fuerzas armadas del Estado se les tratara en igualdad de condiciones que a los demás victimarios, porque es que pobrecitos, así les iba dar miedo ir tras los delincuentes, entonces resulta que los crímenes del Estado vienen siendo no solo, no condenados, sino privilegiados por la ley, hágame el favor, 30 segundos hablando y después, uno apenas acabando de pasar por la estupefacción que produce el desparpajo conque es capaz este personaje de decirlo, y está Vicky Dávila muy sonriente e histriónica, riéndose de algún chiste malo que hizo un congresista por ahí en cualquier entrevista.

Uno se tiene que aguantar eso, aquí, en la desprotección al otro lado del televisor, sin más nada qué decir, porque pa’ qué, entonces mejor se va a dormir haciendo de tripas corazón, tratando de conciliar el sueño con un libro que habla del viaje imposible de un elefante, para quedarse dormido soñando que, como en ese libro, el absurdo decide pasarse a nuestro bando y tragarse las guerras como en la vida real se traga las buenas voluntades. Después, tener una pesadilla llena de malos presentimientos y al amanecer despertarse con la noticia de que uno de esos periodistas que lleva toda la vida buscando la verdad detrás de esta guerra, está más o menos desaparecido en la selva. Lo que faltaba, uno de los pocos guerreros que nos quedan, uno de la paz y la justicia, que se la pasa gritando verdades espantosas a voz en cuello, desolado y cansado como una chicharra que nadie escucha, vine a meterse en la boca del lobo como si no supiera lo que le va a pasar, más que por valiente, porque ese delirio de gritar creyendo que nadie lo escucha lo hace perder la proporción de las cosas: no vale la pena, no hay nada que haya hecho Hollman Morris que valga la pena ponerse en riesgo, porque quienes siempre escuchamos su queja, vivimos bien con la contradicción de saber que lo que hace es imprescindible, pero que nada, y menos este país de locos, se merece el sacrificio de su vida, mejor toda la ignorancia que el dolor de ver que lo perdemos en manos de quien, al contrario de él mismo, sabe cuánto nos hace falta.

domingo, 4 de enero de 2009

Desejo

Hace mucho tiempo alguien me envió este poema, recuerdo que en ese entonces estaba lejos y no teninedo mucho más que darle, se lo envié a mi sobrino de cumpleaños, tiempo después cuando quise volver a leerlo no lo encontré, no recordaba quién lo había escrito ni quién me lo había reagalado, en esta navidad, alguien me lo envió otra vez, no estaba segura de que el autor fuera Victor Hugo entonces busqué y econtré que aunque muchos lo creen así, el autor no es el escritor frances sino uno brasilero que se llama Sergio Jockymann. Lo trancribo aquí porque es hermoso y la belleza es siempre el mejor regalo, incluso el mejor deseo, pero también porque no hay nada más que yo quiera desearles en este año nuevo...


Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que sí es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro

Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuantas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero
frente a ti y digas: "Esto es mío".
sólo para que quede bien claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus afectos muera, por él y por ti,
pero que si muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
y que se amen hoy, mañana y al día siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes,
todavía haya amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegan a pasar,
no tengo más nada que desearte.

SERGIO JOCKYMANN