sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidad 2010




Si hay algo que ahora pudiera regalar a cada persona que quiero sería que tuvieran lo que ahora tengo yo, sin tener que pasar por el año que acabo de pasar; les entregaría gratis este estar al otro lado de una manera tan anónima y sutil, tan silenciosa e irrelevante como cuando la serpiente cambia de piel, y sin embargo, este poder ser otro cuando ya es tan difícil ser uno mismo, estrenar alma como cuando se pone uno un vestido nuevo, una bonita y mejor, esa que un año atrás apenas mirábamos en la vitrina. A todos toditos, les regalaría eso, y me volvería a parir a mi misma dos veces si con ello a quienes más amo les ahorrara su propio parto, así como debió ser esa cosa de la venida del espíritu santo que les regaló una vez a sus amigos ese que hoy celebramos que nació. Pero no se puede, supongo que una cosa no puede existir sin la otra, que no hay marrones sin tirones ni heridas de velcro, así que sólo les puedo desear, que cuando les toque el turno, tengan lo que tuve yo: la compañía de los mejores, un ángel en cada esquina, esos mis amigos los elfos que arriesgaron también la vida para salvarme, un partero pluma blanca armado de agujas y pócimas para curar los peores dolores, todo eso que cuando volvés a caminar no tenés cómo nombrar y mucho menos agradecer, sólo desear lo mismo (y con eso cerrar el círculo), por eso: que cuando tengas que cruzar por el oscuro Valle de la Muerte tengas lo que tuve yo: alguien como vos.