martes, 24 de abril de 2007

Bodas de algodón

Las palabras se desbordan cuando el estanque se conmociona de tormenta, pero estando en calma, esas bandidas a la gravedad se resisten, caen unas gotas de llovizna y dos chorritos de pensamiento se derraman en este blog vanidoso, casquibano y vagabundo, que hoy ya cumple un año de vida, de regalo se dibuja una sonrisa en el corazón, ese que cada tanto, pretende aquí matarle el ojo a todos los que quiere llevarse a la cama de la complicidad y la vida pública, dicen por ahí que si todo lo que debiera ser público lo fuera, otro gallo cantaría, estos no sé cuantos días de Lo Profano han ganado esa apuesta, puedo dar fe ahora de que uno se da y termina ganando, amigos, solidaridad y compañía, sin ánimo de hacerlo se deja a la vida sin lugar a dudas, se vuelve uno más humano, la transparencia se cristaliza, y en lugar de hacerse frágil, se convierte en coqueta piedra preciosa, también la culpa acaba de quedarse sola, se exorcizan todos lo males, se inician los mejores diálogos, se vuelven elocuentes los silencios, los míos y los tuyos, querido lector, que si mal no estoy y no mucho ha cambiado, también eres mi amigo, por eso perdonarás que no comente los comentarios, que son los que son aunque no todos se compartan y me dejan tan perpleja que tengo que guardar silencio, qué puedo yo decirte que no te haya dicho cuando no me cayo, qué puedo yo decirte si cada palabra tuya es tan sagradamente profana como 50 de las mías, bienvenido entonces y bienaventuradas nuestras palabras, que sigan mucho tiempo sintiéndose contenidas aquí, que mi perplejidad no te apabulle, que no callemos cuando haya que hablar, dice Zaratustra que sería mentirnos a nosotros mismos, no faltaba más, que para eso es Lo Profano, porque profana es la verdad y mi verdad reside aquí, como ya te dije alguna vez, en ese espacio entre vos y yo, es decir, entre estas letras y tus ojos, el círculo entonces se completa aunque no haya sido esa la intención, porque esa es menos pretenciosa, más profana, sólo hacerle caso a Zaratustra y como hasta ahora, achicar ese abismo que nos separa.