Te perdiste el amor más bueno, el que ante todo ofrece amistad, y de ahí para adelante lo que se te fuera ocurriendo; te perdiste una buena compañía para hacer nada y disfrutarlo; un futuro juntos (que durara una hora, un día, o miles de años) llenándose con la historia del pasado que vivimos el uno sin el otro; el firme propósito de superarlo todo, mis manías y las tuyas; mi pecho levantado del orgullo que solo, te haría brillar; la fuerza para no dejarte caer nunca; la felicidad que no de pende de ti; el amor de los amigos que me aman, que te hubieran amado, que ahora te detestan.
Te perdiste de ser mi esperanza, de sentir de nuevo esperanza; de muchos días de sol y bastantes más noches de amor; de mi piel; de mi cintura; de mi nostalgia cuando no estuvieras, de mi sonrisa de pastel cada vez que te volviera a ver; te perdiste de sentir el tiempo que quisieras lo que sentiste la primera vez que me viste; te perdiste de mí, me perdiste a mí que sé lo que me perdí cuando te perdí antes de haberte ganado; te perdiste de no querer que fuera así.