Entonces de esto se trata el amor: hacerse una chamba en el pecho, sacar el corazón con la mano, e ingenuo y sonriente ofrecerlo en un intento de salvar el abismo que nos separa de un otro que antes de darnos un beso ya nos ha devuelto a la vida.
La muerte se convierte entonces en ver como sigue latiendo sin pretexto ese corazón en la mano aun cuando queremos que deje de hacerlo y al fin descubrir mientras Calamaro brinda hasta la cirrosis por el amor, que estamos más vivos que nunca.
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