Un amigo estuvo hablando de Nacho Vegas en su blog y yo apenas me enteré hasta hoy, que estuve reblujando
Toca admitir entonces que en medio de la estupidez suprema de este mundo, en medio de las franjas de Gaza; de la reelección infinita del dictador; de las Vicky Dávilas del planeta; del poco sentido del humor que tienen los celulares, que no nos dejan entender los chistes que dice alguien amable al otro lado por andar entrecortándose; de la vejez de las buenas ideas; de esa “mano que sale del estómago, aprieta el cuello y no deja respirar” que es el síndrome de abstinencia del amor; del uniforme de siliconas y camisetas con estampados dorados; de la desfachatez de Juan Manuel Santos; de la desgana de las ganas; de las falsas esperanzas de unidad que vende el facebook; de los celos; de las mentiras innecesarias; de las triples personalidades en las que uno ni siquiera presiente la peor; del desamor; de la gran feura universal de nuestros tiempos; en medio de todo eso, la belleza se defiende sola, y con un poco de suerte se nos planta oronda al frente y nos salva la vida:
El sobrino pequeño se sienta en nuestras piernas poniéndonos al frente la curva perfecta de un cuello del color de la miel tostada y la piel de melocotón; un hombre valioso que se había muerto en nuestros sueños y los noticieros, resucita hoy saludando desde sus ojeras sonrientes con un “hola mi amor”; la capacidad de la serpiente para quitarse la piel y quedar como nueva; el amor que impune, palidece todas las máscaras y no espera para desnudarse ante nosotros; la valentía de un gobernante; las palabras aclarantes; el diccionario de las ideas sin fin; la telepatía visceral; la coherencia de un escritor; la fe de los amigos; las lágrimas que se nos escapan viendo a los arlequines del Circo del Sol; la solicitud de los ayudantes; la democracia de la risa; ese lugar sin egos; la felicidad de los dragones; la belleza de la infraestructura (Léase: base material sobre la que se asienta algo) y por definición de los arquitectos; los apellidos raros; sllumdog millionaire; Buenos Aires y Córdoba tejiendo la rueca mientas me esperan siempre; el azar que se compadece y nos acaricia la espalda un día…
Me disculpan si me estoy repitiendo, podría quedarme así el infinito entero, pero hay que homenajear a la belleza, que de tanto estar impuesta en los carteles que anuncian la felicidad, parece haberse cansado de esperar a que la vuelvan a mirar, sin embargo hay que seguir buscándola, que de mariposas en el estómago es capaz de vivir el hombre, sobretodo en estos tiempos de infinita sed de ilusiones.