La soledad es la mejor compañía, fiel como ninguna, imposible quererla una vez y no quererla dos, una vez que te concede todos tus deseos es inevitable no volver a buscarla. Comprensiva como la mejor de las nanas es el único camino del exceso que no se agota, imposible más libertad, imposible más paz, es el único amante al que uno puede serle infiel cuantas veces quiera, y al cabo de todas ellas regresar a sus brazos tan abiertos como silenciosos sus labios, ni un solo reproche le escucharás jamás, ningún juicio, nunca un no, nunca la suplica de que cambies, no habrá nada de ti que la pueda asustar. No hay lugar para conocerse mejor, ningún otro posible, porque sólo en su presencia podemos ser quienes realmente somos, a cambio no pide nada y si uno la sabe consentir, no hay nada que no tenga para dar, tan sólo conociéndola se puede estirar y encoger el tiempo a placer… y hablando de placeres, cuál de ellos no se experimenta si uno deja de combatir inútilmente con ella, no conozco ninguno. Fue mi primer amor, y no ha habido otro igual, aunque diga lo contrario, aunque la haya negado más de tres veces, no podría vivir sin ella, y a estas alturas me pregunto, ¿quién podrá superarla?
martes, 22 de mayo de 2007
martes, 1 de mayo de 2007
Mensaje en el contestador
Me han cerrado tantas veces la puerta en la nariz que me quedaría ronca antes de terminar toda la historia, mucho menos si tenemos en cuenta que a mí gustaría contarla con pelos y señales. He visto portazos de todos los colores y todos los sabores y así mismo he pasado por todas las reacciones posibles que un ser humano puede adoptar ante el que considero uno de los mayores improperios de los que se puede ser víctima, y digo víctima por usar cualquier palabra que explique la relación causa y efecto ente un portazo y uno.