No se admiten sapos, menos regalados. Ni curadores o vendedores, tampoco desapasionados o miedosos, fiscales, exclusivistas, exquisitos, sembrados de lechugas, falta del mínimo sentido común.
Tenemos opinión sobre las opiniones, posición, argumentos, paciencia, soberbia, tenemos sobretodo, artistas, ingenieros, comunicadores, escritores, marxistas, publicistas, junguianos, fotógrafos, metodistas, reservados, explosivos, enojados, de todos los estratos y sustratos, nos tenemos los unos a los otros.
Estamos hechos de esperanza, indignación, vísceras, tijeras, inteligencia, de comino rojo, magia negra, alma blanca y manos limpias de crayola y yeso.
Nos gusta la belleza, la teoría del color, las celebraciones, el té, la verdad, los cafés, los objetos inútiles, la poesía, las inauguraciones, los niños, la costura, la caligrafía, las invitaciones, los amuletos, las zucaritas por la mañana, los hombres y las mujeres, el amor y el arte.
Creemos en dios y en el diablo, en el voto y la libertad, en nosotros, en esta ciudad, en los imposibles, en la palabra colectivo, en el sentido y la búsqueda, en la sustancia de las cosas.
Somos la pregunta, el atisbo de respuesta, la denuncia, el "no puede ser", el "basta", el "tengo miedo". La risa, la ternura, la desprevención, la confianza. Somos amigos que cuidamos y enemigos en potencia de equivocarse.
Lo único que se puede esperar de nosotros, a lo que aspiramos, la única regla, lo único que se tiene la obligación de hacer es ser lo que se es, porque aquí se vale enojarse y dar varilla, también arrepentirse, irse y volver, estar y perder, incluso llorar, pero ojala no se valiera ser “me da todo igual”, porque la apatía es lo que nos sobra, ella es quién propaga la tristeza, es el vehiculo de la nada que se lleva lo que hemos construido.
Tenemos opinión sobre las opiniones, posición, argumentos, paciencia, soberbia, tenemos sobretodo, artistas, ingenieros, comunicadores, escritores, marxistas, publicistas, junguianos, fotógrafos, metodistas, reservados, explosivos, enojados, de todos los estratos y sustratos, nos tenemos los unos a los otros.
Estamos hechos de esperanza, indignación, vísceras, tijeras, inteligencia, de comino rojo, magia negra, alma blanca y manos limpias de crayola y yeso.
Nos gusta la belleza, la teoría del color, las celebraciones, el té, la verdad, los cafés, los objetos inútiles, la poesía, las inauguraciones, los niños, la costura, la caligrafía, las invitaciones, los amuletos, las zucaritas por la mañana, los hombres y las mujeres, el amor y el arte.
Creemos en dios y en el diablo, en el voto y la libertad, en nosotros, en esta ciudad, en los imposibles, en la palabra colectivo, en el sentido y la búsqueda, en la sustancia de las cosas.
Somos la pregunta, el atisbo de respuesta, la denuncia, el "no puede ser", el "basta", el "tengo miedo". La risa, la ternura, la desprevención, la confianza. Somos amigos que cuidamos y enemigos en potencia de equivocarse.
Lo único que se puede esperar de nosotros, a lo que aspiramos, la única regla, lo único que se tiene la obligación de hacer es ser lo que se es, porque aquí se vale enojarse y dar varilla, también arrepentirse, irse y volver, estar y perder, incluso llorar, pero ojala no se valiera ser “me da todo igual”, porque la apatía es lo que nos sobra, ella es quién propaga la tristeza, es el vehiculo de la nada que se lleva lo que hemos construido.
1 comentario:
Abro los comentarios:
Mejor la relectura, me sigue llegando al alma, pero Ana la primera vez pasé por alto lo del voto, pues yo nunca he votado y siempre he tenido mis razones, sabes que el año pasado mi voto iba fijo por Mocus, pero el viaje me lo envolató, pero iba a ser mi primera vez porque por primera vez estaba convencida del programa, y así suene a una ciega más, estaba segura de que era la persona indicada para este país, así que a mi me gusta el voto sólo por convicción, así sea una convicción estratégica, pero entonces querría que fuera una estrategia lejos del conformismo, si debiera ser el caso cerca del saboteo, o de la intensión ingenua del saboteo.
En cuanto a lo demás uuuffff, ni idea, porque cala, por que llega lo das por sentado y decís eso es, pero ¿eso es?, de pronto la aparición de la pregunta lo afirma, así que me gusta, me gusta bastante, sugiere, y a mí me sigue gustando la frase esa “sugerir es el arte no ames decirlo todo”; creo que es de Goethe, no se corríjanme. Creo Ana que tu manifiesto puede ser el manifiesto de la Miscelánea, sugiere.
Claudia Robayo
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