Dice precisamente un portugués escritor de hace tiempo llamado Queirós, que la melancolía es la hermana menor de la tristeza, la más mimada y feliz, y yo creo que por eso, después del amor, es el sentimiento favorito de nosotros los que amamos con un amor que primero nos mata antes que morirse. Y es que en portugués no existe eso que en español llamamos “hacer falta”, en ese mundo precioso simplemente se siente nostalgia por el que no está presente, dirán algunos que es lo mismo, pero la diferencia sutil abre un abismo infinito de sentimientos. Cuando uno dice que algo le hace falta, está asumiendo de entrada su ausencia, la nostalgia en cambio es un sentimiento que se produce precisamente por no poder separarse de aquello que no está presente; decirle a alguien, como se dice en portugués, que uno siente nostalgia de él, o de ella, es confesarle que nos hemos rendido ante a la realidad de que ni la distancia hace que el amor desaparezca, de que el otro se queda tan ahí aunque esté tan lejos, y no verlo, sentirlo o escucharlo sólo hace que el amor se encierre en un capullo de nostalgia para protegerse de aquello que se supone acaba con todo: el tiempo y la distancia.
domingo, 15 de octubre de 2006
Saudade
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario