miércoles, 1 de agosto de 2007

Amor y política

La primera vez que yo supe de Alonso fue cuando una amiga de la universidad estuvo por primera vez en mi casa y al ver la selección de libros especiales que siempre me acompaña muy cerca de la cama, cogió No nacimos pa’ semilla y ojeando la copia amarillenta que tenía en las manos pensó en voz alta algo así como: ¡este Pocho hombre!, yo le pregunté que quién era ese y ella me dijo, mi hermano, Alonso Salazar.


Yo tenía catorce años cuando leí ese libro, una profesora de historia nos lo puso a leer en el colegio, a los que quisiéramos, (son obvias las razones por las que la obligación no procedía en este caso) fue el primer libro de periodismo que tuve entre mis manos y ésa la primera vez que alguien me decía que los malos no son malos porque sí, parece obvio ahora, ahora que yo creo y defiendo a capa y espada el principio filosófico que dice que los hombres son buenos por naturaleza, pero en ese entonces fue toda una revelación, la primera de esas históricas que no se nos olvidan nunca, fue también la primera vez que sentí esa cosa que se llama responsabilidad social, creo que aunque no así, fue en ese momento y gracias al Alonso periodista y escritor, que mi ser político supo qué quería ser cuando grande.


Son estos los recuerdos que me vienen a la memoria mientras estoy parada frente a la Iglesia de la candelaria, donde toda la familia de Alonso se reúne para iniciar el recorrido que los llevará a La plaza Botero al lanzamiento de la campaña a la alcaldía por Compromiso ciudadano, partido que nuestro Pocho lidera al lado de Fajardo. Esa amiga de la Universidad hace tiempo que es más que mi hermana, ella no puede estar aquí porque es funcionaria pública, pero me manda para acá porque según ella, yo hago parte de la familia. Yo no sé hasta que punto eso es cierto, pero el título me halaga, pocas cosas yo rescataría con seguridad de esta nuestra cultura paisa, como la capacidad que tiene para acoger a los miembros de sus familias en un todo que crece junto, se acompaña, se sostiene, donde todo es de todos, incluso los patos que nos les atravesamos en el camino y no tenemos con quién celebrar las navidades. Así, de puro cuento de hadas paisa, es esta familia, los conozco hace más de diez años, y sé con seguridad que a Alonso le viene la honestidad y la capacidad de trabajo de El Papá, como le dicen los Salazares a don Carlos, ese señor con finura de arriero que ahora está llegando con doña Magnolia, La Mamá. Los dos juntos son como el centro por donde viene y va la sabia de ese árbol frondoso al que todos sienten que pertenecen por encima de las muchas otras cosas de la vida.


Inmediatamente un montón de personas que ya están ahí, se acercan para saludar a los viejos, me parece que hay muchos tíos-abuelos, todavía no llegan los hermanos, las que sí están ahí son las sobrinas, yo le ayudo a una a sostener unas pancartas que dicen: Alonso, tu familia te apoya, y Esto definitivamente tiene que seguir, mientras ella se las reparte al resto de familiares. La mona, una amiga de la familia como yo y que trabaja de lleno en la campaña es quien nos cuenta cómo va a ser la cosa: mientras todos llegan, qué tal si los familiares responden unas pregunticas a una cámara que supongo es de la campaña, sobrinos y sobrinas se quieren hacer los locos, a Los Papás sí no les queda de otra, al final todos dicen lo mismo, de la misma forma antinatural que no lo harían si no tuvieran una cámara grabándolos, a Alonso lo apoyan porque saben con seguridad, porque lo conocen, porque en esta familia otra cosa es inaudita, que es honesto, transparente, trabajador. Yo digo que también es porque partiendo de esa buena fe en los actos, aquí se le apoya a todos en todo.


Ya van siendo las cinco y una sobrina pregunta, si es que la familia no va a venir, yo miro a mi alrededor y no entiendo, hay un montón de gente con esas mismas facciones, todos igualitos, Salazar sin pierde, ella se refiere a los más cercanos, a las tías que llegan más tardecito, el tío que llamó y dice que cae a La plaza Botero, a los primos hermanos que la mitad están allá con Alonso, porque trabajan día y noche con él en la campaña, a cambio de nada, o bueno de lo que uno trabaja cuando es voluntario, experiencia, contactos, una causa justa y común, la convicción de que es lo que hay que hacer, porque es lo mejor.


Entonces hago el recuento y no sé si a los otros candidatos les iría tan bien con sus familias: una sobrina es la que se encarga de la página web, otra de la agenda, una de sus mejores amigas renunció a su trabajo para dedicarse a apoyar las comunicaciones, aquí hay una prima vendiendo las camisetas, una sobrina repartiendo pancartas que diseñó y acabó de terminar de imprimir, un cuñado toma las fotos, incluso otro sobrino, funcionario público, está aquí haciendo campaña, le pregunto por qué, me dice que él no va a hacer lo que todos, tirar la piedra y esconder la mano, él cree que Alonso debería ser el próximo alcalde y todos lo que lo conocen lo saben, no tiene caso entonces esconderse, no sé si estoy de acuerdo del todo con él pero seguimos conversando y me dice lo que no le parece del lanzamiento de la campaña, lo que él haría diferente, entonces me doy cuenta de lo más importante que pasa en esta caminata de familia, no estamos aquí porque queramos tapar el sol con un dedo y nuestro afecto nos haga pensar que Alonso es perfecto, yo misma tengo varias cosas con las que no concuerdo, pero sé que con Alonso puedo creer otra vez en mi derecho como ciudadana común y corriente de decírselo, de escribirlo aquí, y recibir una respuesta con argumentos, que tal vez me parezcan y tal vez no, pero que por lo menos no mienten, no provienen de la mala fe, de que como dice la cancioncita pegajosa de su campaña y que el sábdo su familia escuchó con orgullo, Alonso le pondrá a este gobierno unos ojos que por fin me ven, y eso, en este país de gafas verdes que no reconocen la ignominia en nuestros peores actos y nos ponen a todos de anónimos sin derechos que reclamar siquiera, es ya mucho decir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Suena como de la familia “como tu bien dices” no quiero decir con esto que suene mal, para nada!, lo que suena mal es que no te incluyas abiertamente, no hay nada mas feo que te inviten a ser parte de una familia y no decirlo con orgullo, con vanidad, casi con pedantería, si eso! con pedantería! Que se note que es de lo mejor que se te puede dar por que de seguro son ellos los que han recibido mucho de ti y no tienen como pagártelo (como para dejarlo en duda en un blogger)

Bien por alonso y tu familia.

j

Anónimo dijo...

Se me aguaron los ojos, yo tambien creci con Alonso, pero con un programa de television y el mismo libro tuyo. Agradezco a este señor, como a otros de su generacion con toda mi alma, siento que de alguna forma no me dejaron "sola" y sin unos ojos mas agudos que los que me ofrecia mi entorno y mi edad... es cierto me permitieron ver mas de mi ciudad, pero sobretodo me permitieron acariciarla, no dejarla tampoco sola a ella, aunque confiezo tambien la he hecho bien de paria.

Quiero a Alonso de alcalde!!, un abrazo.

Anónimo dijo...

Querida Ana Lucía:

GRACIAS es una oportunidad limpia y transparente para conectarme con ese nuestro país. Ahora no desde el trágico realismo, sino desde una esperanza fresca...

Te abrazo... COMO SIEMPRE!!!!

Betty P.