martes, 9 de mayo de 2006

PARA DAR

El horóscopo de esta semana me decía que no era conveniente para los cáncer optar por las actitudes críticas, que más bien era una semana para la responsabilidad, pero sobretodo para la esperanza. En el mismo horóscopo a una amiga le decían que ésta era una semana que favorecía los viajes de trabajo, y como es verdad que mi amiga está a punto de irse a México a empezar su tesis de maestría, pues entonces prefiero hacerle caso al horóscopo, no tentar al destino y mejor dejarme tentar de él con aquello de la esperanza.

Así que estuve pensando y decidí que esta vez en lugar de confrontar a mis amigos (que no es otra cosa más que confrontarme a mí misma) voy a regalarles algo, algo que sea verdaderamente mío aunque no les sirva para nada. La mayoría de cosas en las que he pensado no son tangibles, pero ese no es el problema en realidad, el problema es que no son transferibles, por lo que mi regalo se limita entonces a compartir mi deseo imposible.

Si pudiera entonces, les reglaría por ejemplo, eso que hay entre mi papá y yo, les regalaría su amor completamente desinteresado y junto con él la lección del amor verdadero que no pide nada, ni siquiera una llamada, mucho menos una recompensa, nunca un sacrificio, un amor que siempre me ha aceptado como soy, y todavía mejor, nunca,
ni por un segundo, ha deseado que cambie, ni siquiera lo que yo misma he deseado cambiar.

En una mañana de angustia, de preguntas sin respuesta, de disyuntiva sin señalización, una conversación por Messenger donde un amigo te devuelve tus sueños que creías rotos, envueltos en papel regalo.

La soledad que te da espacio para aprender a vivir con el único ser que estará ahí siempre, que te vuelve tu mejor amigo. Esa mañana en que te miras al espejo, te ves como realmente eres y te asombras de tu propia belleza, y la bestia que anida en tu pecho por fin deja de rugir y empieza a ronronear, ese día en que ya no querrás que desaparezca.

El camino que te conduce a la certeza, la única que vale la pena, de que la vida tiende a mejorar, que no hay nada qué perdonar porque hasta tus errores tienen sentido ya que haces parte de un plan mucho más viejo que el universo, e igual que los niños que están creciendo, con el paso del tiempo obtienes cosas de más valor, cada vez entiendes más, te puedes demorar pero inevitablemente aprendes a caminar.

Un par de seres que te acompañen, que cuando mires para atrás no puedas creer que haya pasado tanto tiempo a su lado, que la red que tejieron juntos con cada decisión de quedarse en lugar de abandonar, sea tan fuerte por haber soportado tanto y siempre. La belleza que encierra la certidumbre de que su afecto por ti no te llena tanto como el tuyo por ellos.

La felicidad tranquila, la capacidad de no dejarte joder de la vida, la posibilidad de reír tus risas sin miedo y dejar de sufrir incluso cuando estás llorando.

Una amiga de hace mucho tiempo un día dijo que yo era una mariposa con las alas rotas, hace poco un amigo dibujó en mi fotografía un par de alas de mariposa. Eso tengo para darles, la esperanza que puedan dar unas alas completitas que se han podido curar.

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